monólogo acerca del instinto y de la entrega

san francisco de asís se dirigió a las aves las llamó hermanas impuso el silencio les dijo  -ahora me toca a hablar a mí

a mí

que sueño con todas las alas de mariposa que se arrancaron una a una para enterrarlas junto al cuerpo de miles que perecieron hace miles y miles de años                                        

                                                                  (pétalos  pequeñas deidades animales hechas de arcilla vientres que se vaciaron para dar paso a la mirra)

pero me toca hablar a mí

que soy un organismo como cualquier otro infinidad de posibilidades de células chocándose (o escribiéndose) las unas con las otras una multitud de impulsos –repito- como los de cualquier otro debatiéndose dentro por igualentre los estímulos de la destrucción y de la supervivencia

a mí

que estoy escribiendo estas líneas que lees porque hevuelto a buscar la técnica de la datación por carbono los entierros en el paleolítico el proceso de embalsamiento y preparación de difunto en el antiguo egipto

a mí

        que como tú quieres el remedio la bondad el ejercicio exacto para perpetuarse
        el reconocimientoel refugio la venda el duelo
        todo lo necesario

 

a mí
que miro mis dientes y mis manos
cada parte de mí abreviada
como todas esas veces que tecleas ADN pero ni haces el intento de escribir ácido desoxirribonucleico
a mí
que me gusta llamar las cosas por su nombre
situarlas en la región exacta darles un significado proveerlas de una historia

a mí
que no soy san francisco
ni vosotros mis hermanas las pobres golondrinas
a mí
que no soporto la idea de verme hablándole a un animal
para pedirle que se calle
que prefiero la cura y no el silencio
pero cada vez que escribo
estoy contradiciéndome
a mí misma
convirtiéndome en la hermana
en el profeta que se sienta delante de los pájaros
pidiéndoos por favor
silencio
porque es ahora
cuando me toca hablar a mí